Siguen avanzando las obras en El Centurión y sus propietarios van viendo que se acerca el momento de volver al barrio de San Honorato, de donde un día fueron desalojados por la aluminosis que acabó con el otro Centurión, el viejo, hoy ya historia. Ese progreso de los trabajos lo han podido comprobar "in situ" en las últimas fechas, a través de unas visitas que les han permitido ir pensando, y midiendo, cómo "darle forma" a sus nuevas viviendas.

Convocados de media en media hora y en grupos de cuatro dueños. Así se organizaron para entrar en el edificio, ver los acabados y, entre otras cosas, elegir la encimera (blanca o imitación a madera). Incluso hubo quienes aprovecharon la ocasión para un cambio de piso de última hora, sellado con un choque de manos, como fue el caso de Carlos González y Reinaldo Trujillo, que finalmente estará en la primera planta y que evitará, por tanto, una relación con los ascensores que no es buena después de que, años atrás, se quedase encerrado en uno.

"Veo que está quedando bien; de momento, bien". La frase es de Carlos y, a grandes rasgos, coincide con la del resto de vecinos que coincidieron en su mismo turno de visita. Dolores Tejera y su sobrino Juan José González opinan parecido. "Mejora bastante los otros", dice la primera en una comparativa con la vieja construcción. "Ha tardado, pero ha valido la pena", indica Juan José, que también se refiere a la calidad de los materiales que se han utilizado en el proceso de construcción: "Se irá viendo con el paso del tiempo". A Lourdes Rodríguez, por su parte, le "encanta". "Está superbien; para lo que tenía antes es un paraíso", plantea también con la mente puesta en unas calles más abajo, en la que fue su antigua casa.

Según detalla Antonio Pérez, arquitecto de la Sociedad Municipal de Viviendas de San Cristóbal de La Laguna (Muvisa), entre las características con las que cuentan las casas está un pavimento flotante que ayuda a la insonorización o unas paredes que cuentan con aislante térmico. En total, 56 casas con 56 garajes y 56 trasteros, todas de tres dormitorios y con una media de 67 metros cuadrados.

No exenta de polémica por su volumetría y por el temor que han reiterado desde la oposición de izquierdas a que se construyan otros bloques de edificios, la nueva construcción parece contar, eso sí, con el visto bueno de quienes residirán allí, en pleno corazón de San Honorato.

Fuente El Día