Once años después de los primeros desalojos de la hoy derruida barriada de Francisco Javier Centurión, sus vecinos comenzaron ayer una nueva vida. Por la mañana acudieron a la notaría y por la tarde, al sótano de sus casas, improvisado salón de actos en el que fueron entregadas las llaves de 36 de las 56 viviendas (el resto, pendientes de trámites administrativos, se darán en las próximas semanas). Abrazos, emoción y alegría por un desenlace muy esperado.